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Don Mirócletes de Fernando Gonzalez Ochoa (1895-1964)
Inclasificable –literatura colombiana-
Escritor y filósofo, fue uno de los intelectuales más originales de la literatura latinoamericana, tuvo una admiración recíproca por M. de Unamuno, G. Mistral, Azorín, T. Carrasquilla y T. Wilder; en 1955 se dijo que este último junto a J.P. Sartre lo señalaron ante la Academia Sueca para el Premio Nobel de Literatura. Integrante del movimiento literario Los Panidas junto a L. de Greiff, censurado por la iglesia católica al considerarlo como herético y blasfemo, concibió una escritura excepcional, que confluye en una multiplicidad de géneros inmersos en una filosofía que veía más allá del Ser y los sentimientos, además influyó determinantemente en otros de los pensadores más destacados de la historia de Colombia: Estanislao Zuleta y Gonzalo Arango, quien dio origen a los Nadaístas. Y aunque sus libros fueron relegados al olvido, su expresión embriagadora ha logrado seducir a nuevas generaciones.
Esta obra fue concebida en un periodo en que el autor experimentaba una profunda turbación emocional. Su personaje principal, Manuelito Fernández, es quizá el reflejo de su alma perturbada, que iba en decadencia. Y al igual que la mayoría de sus textos los matices autobiográficos no son ajenos a esta metaficción que recuerda a la Niebla de Miguel de Unamuno. Se trata de un libro refinado, que contempla un viaje por el subconsciente de una criatura que fue engendrada para divagar en las sombras de su memoria, capaz de analizar y someter a juicio pensamientos que se tornaban como un agravio para su propia existencia. Seducido por las formas, persuadido por la soledad y la consumación de sus vicios precoces, Manuelito Fernández digiere su descomposición anímica en silencio.
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